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¿Cuánto cabe en una Cuba?

Los quienes de Paola López Cross

En la senda de Paola López Cross no hay cavilaciones, sólo un permanente ímpetu multidiciplinario forjado en su pasión y oficio más elemental: la comunicación.

Estos registros fotográficos, paridos durante marzo de este año y que la autora bautizó con la polimórfica pregunta “¿Cuánto cabe en una Cuba?”, son tan sólo un apéndice más de su producción cotidiana.




Lejos dispersarse en el fetiche de los saberes con los que alimenta su labor diaria, López Cross siempre se guía por un imperativo antropológico y todos sus trabajos tienen siempre el mismo protagonista: el universo de los otros.

No importa en dónde esté parada la griega. Esté en la redacción y dirección de arte, en la tarea publicitaria, en la investigación académica, en la producción audiovisual, en la intervención urbana o en la crónica periodística, su anhelo de comunicar es inalterable.

El estar con todos esos “aquellos”, esos “quienes” con los que entra en comunión, hace que los gruesos valores, las mágicas trivialidades y las escurridizas esencias de los otros sean el espacio que define por excelencia su capacidad de observar, interactuar y crear.




Bitácoras Visuales

Interesada en fotógrafos como Martín Parr (y su búsqueda de las imperceptibles normalidades diarias), Lachapelle y Chema Madoz, López Cross define al género fotográfico como “la posibilidad de poner un signo de admiración en las escenas que uno encuentra”.

Por eso, aunque no prescinda de lo estético, sus registros suelen basarse en esta suerte de bitácora visual de la que esta muestra es ejemplo más conciente.



Viaje

La premisa del viaje como irrenunciable contraste, como acceso privilegiado al espacio humano donde las personas viven y entienden su devenir, fue lo que la llevó a principios de 2007 a Cuba.

Aquella patria, designada por López Cross como “una isla ya desde lo geográfico”, tuvo para ella el magnetismo de la excepción por excepción.





“Quería poder retratar y dar a conocer una perspectiva, aportar una mirada desde Cuba, la mirada de la gente que nació y morirá ahí sin tener contacto con el otro. Simbólicamente, quise hacerlos salir y al mismo tiempo mostrar cuánto cabe en ese envase insular” dice Paola.

Y se acercan a preguntarle ¿cuánto cabe en una cuba? les anticiparé una de sus posibles respuestas: “cabe tanto la ilusión como el desencanto, la soledad como los colores y por sobre todas las cosas un mágico surrealismo”.

Matías Nápoli.